Como decíamos
ayer en este blog sigo escribiendo gotas de escritura. Aunque el ayer esté
lejano el presente es ahora.
Y por donde
empezamos, pues por el principio como dice Alejandro Palomas, premio Nadal 2018,
pues no, voy a empezar por el final.
¿Qué final?
Por el final
de todos, por el final de todo.
Si de cerca
me hablas, si en la oscuridad te siento,
Si nos reímos juntas de la eternidad
Dos buenas
personas, trabajadoras y luchadoras.
Gente
familiar que vivió para su familia.
De fuerte
personalidad defendiendo lo suyo.
Suegra y nuera.
Abuela y
madre la una, abuela y madre la otra.
Vivían una
encima de la otra, cerca pero por separado. Quisieron seguir juntas. Una creció
sin madre que la otra supo suplir. Desde que casó con su hijo era como una hija
más.
Una se
marchó. Años después marchó la otra. Quiso estar cerca de su suegra, de su
madre durante años, la madre de su marido y la abuela de sus hijos.
Allí reposan
juntas. Su nieto y a la vez hijo de la otra escribió el epitafio:
Si de cerca me
hablas, si en la oscuridad te siento,
Si nos reímos juntas de la eternidad
Ningún texto
puede resumir tanto en tan pocas palabras. Nada puede ser más bello que lo que
comenta. Nadie puede pedir más.
Compañía y
risas por toda la eternidad.
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