LA NO TAN JOVEN CHICA
DEL GIMNASIO
Cada día durante invierno o verano excepto el período de unos
pocos días de vacaciones, la mujer acude al gimnasio. Allí “machaca” su cuerpo.
Practica todo tipo de máquinas durante un buen rato, acude a sesiones de todo
lo que conlleve body en su nombre: body combat, body pump... Pasa en el
gimnasio más de una hora y media cada día además del tiempo que tarda en llegar
y volver a casa. Todas sus energías las gasta en modelar su cuerpo. No quiere
que ninguna parte de su cuerpo se descuelgue, quiere prietos los brazos,
piernas y abdomen. Dedica un gran esfuerzo para que eso no ocurra. En su
trabajo luce bien sus músculos, conseguidos
a base de esfuerzo diario. Sus compañeros le dedican palabras de elogio y entre
algunas de sus compañeras despierta algo de envidia por sus torneados brazos.
Yo veo el inmenso sacrificio que hace para mantenerse así y
me pregunto que hará cuando no pueda dedicar ese esfuerzo en el gimnasio,
cuando surja algo que le impida acudir allí a diario, cuando sea más mayor y ya
no le queden tantas fuerzas para esa tarea. Irá viendo cómo se van descolgando
sus carnes, como la parte de debajo de los brazos se descuelga, como a las
piernas le aparecen unos bultitos de celulitis y como su barriga se abulta. ¿Cómo
aceptara esa imagen que ve? ¿Ocultará la mayor parte de su cuerpo tapándolo con
prendas más grandes? ¿Ocultará también su amplia sonrisa? ¿Cree que
ese momento no llegará?
Yo también quisiera
seguir pareciendo joven pero divido mi tiempo entre un poquito de
deporte, lectura y relax. Me acepto con mis flácidas carnes y cada cierto
tiempo descubro nuevas arrugas o manchas. Serán cosas de la edad.
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