- ¿Y por donde empiezo?- me pregunto.
- Pues por el principio, pero por otro nuevo principio. Pues entonces es mejor decir que por donde sigo -me respondo.
Érase una vez una maestra. Y la maestra se jubiló. Fin del cuento.
Pero comienza una nueva historia.
Fue feliz mientras fue maestra. Los números y las letras llenaban su mente, pero lo que más la "llenaba" eran todos los niños y niñas del colegio y en especial sus alumnos. También sus compañeros de trabajo. El tiempo pasó y llegó el momento de la jubilación. Hubo de despedirse de su trabajo. Cuando llegó el momento, sus compañeros habían preparado su despedida con todo su corazón. Junto a sus compañeros y a todos los chicos y chicas del colegio vivió momentos únicos que tocaron su corazón
!Cuántas emociones se vivieron en el patio del colegio!
Su vida a partir de entonces seria diferente. Con diversas actividades, buscaría llenar las horas antes
dedicadas al trabajo, pero sobre todo debía seguir con su corazón rebosante de sonrisas y cálidas miradas, en parte con los recuerdos atesorados .
GRACIAS es la única palabra que pudo pronunciar. Gracias se dijo también para sus adentros.
MAESTRA, lo será siempre.
Con orgullo siempre dirá he sido maestra aunque ahora esté jubilada.
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