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viernes, 14 de febrero de 2020

Lo tengo en casa


        La mujer es viuda desde hace muchos años. Sus hijos viven en otra ciudad.
Cada tarde cuando llega a su vivienda abre el buzón y coge su contenido. Son cartas del banco y publicidad. La puerta del portal se cierra a su espalda. Toma el ascensor hasta su planta, introduce la llave de casa y abre la puerta.
-         ¡Hola cariño! ya estoy aquí – dice la mujer al entrar.
Suelta el bolso, se cambia los zapatos y se calza las zapatillas de casa.
-           - Te dejo la correspondencia en el despacho- añade
      En la habitación que ella llama despacho abre uno a uno los sobres recibidos, las facturas  las guarda en un cajón. Arroja en una papelera lo relativo a la publicidad y también  los sobres vacíos de las cartas del banco.
      Va hacia el baño donde alivia su vejiga y se desmaquilla. Después en el dormitorio se pone el pijama. Entra en la cocina y abre la nevera.
-         -  ¿Qué te apetece cenar? Poco, ya lo sé. Cenaremos los restos que sobraron de ayer
     -pregunta y responde la mujer.
      Y añade:
-         - ¿Cenamos en el salón?
       Aunque no obtiene respuesta lo prepara todo en una bandeja que lleva al salón. Come mientras ve un programa de la televisión. Después se acomoda un poco en el mullido sofá y hace un poco de zapping. Cuando le entra sueño se levanta y lleva la bandeja a la cocina. Se lava los dientes en el baño y se dirige a acostarse. Ya en la cama se le oye decir en un susurro:
-         - Buenas noches cariño, un beso.
      Nada más se oye.
     Es entonces cuando besa apasionadamente a la almohada de la cama y se aferra a ella abrazándola suavemente. La mujer añade:
-              -  Bueno, amorcito, ya ha pasado otro día. Si no fuera por ti me encontraría muy sola.
¡Como espero este instante para estar junto a ti!
      Besa de nuevo la almohada, se acomoda sobre ella y se recrea en lo que es el momento más dulce del día. Es en este momento cuando se siente arropada, cómoda y como entre algodones tanto literal como metafóricamente.
      Siempre piensa que su pareja es sencilla y muy callada, que nunca replica nada de lo que ella dice  ni de lo que hace.
      Incluso algunas veces hasta cree que no existe.

      La  vecina no se lo puede creer. En la tele está su vecina, esa señora tan callada que vive sola desde hace muchos años. 
Allí está  porque su hija hizo todo lo posible para que así fuera.
      Un día la mujer le habló a su hija  de su pareja y de lo arropada que se sentía con ella. Cuando le preguntó algunos detalles sobre esa persona tan ideal para su madre es cuando la hija descubrió lo que estaba pasando. Fue entonces cuando la hija atónita ante esta situación  la convenció de algo que llevaba un tiempo pensando. Era el momento de escribir a un programa de televisión. En poco tiempo fue seleccionada. Y allí está ahora, en el programa de citas de  Canal Sur que presenta  Juan y Medio.
Lo que pretende es encontrar a un compañero que se parezca a las cualidades de su almohada (que como es obvio no pronuncia) que describe detalladamente a lo largo del programa. También pide un poco más, pide que pueda hablar.
Suena el teléfono en el programa.
-         - Buenas tardes caballero ¿dígame su nombre?-responde el presentador.




ANTES





DESPUÉS

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