Un acróstico para la
primavera del 2020
Cuenta la leyenda que una vez no se podían celebrar
cumpleaños junto a familiares ni amigos.
Ocurrió un día del mes de marzo.
Recuerdo cuando empezamos el miedo a
lo desconocido y no podíamos ni movernos de casa.
Observábamos a nuestros vecinos cada
día aplaudir a las ocho.
Nunca pensamos que algo así podía ocurrir.
Anulé viajes, abrazos
y reanudé llamadas, palabras amables y viejas
amistades. Estábamos en abril.
Vi en la tele hospitales llenos. Vimos también desesperación en los sanitarios. Dimos vueltas y más vueltas
al pasillo de casa. Quedaron viajes no
realizados. La vivienda
fue vivida al
máximo en todos sus rincones.
Inventé 100 cosas para entretenerme, imaginación desarrollada a tope para salir con la mente
desde este espacio que es la casa.
Recuento de los que se fueron, a ver,
pasemos lista de famosos, familiares, vecinos, compañeros, amigos. Quedamos refugiados en nuestras casas para no contagiarnos.
Unimos nuestras manos cada día para
aplaudir juntos.
Surgieron cantos esperanzadores,
canciones que escuchábamos una y otra vez. Ha sido una sacudida
de la mente. Esperemos que este sufrimiento no haya sido en vano.
Hay ahora sonrisas tapadas bajo las mascarillas
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