Día 3 del
confinamiento. Lunes 16 de marzo
Desayuno con
la radio como siempre. Me ducho y me pongo ropa cómoda. Hasta aquí todo es
normal tal y como lo hacía hace unos días. Solo que ahora viene la parte en que
me iba a trabajar. Y hoy no. Ya no. Por un tiempo que ni se sabe.
Voy a
“disfrutar” este tiempo libre dado. Al menos estaré entretenida para que mi
mente no vaya por libre y sea catastrófica.
Tengo tareas
por trabajo a distancia. Aprendiendo y usando a la vez las plataformas
digitales que nunca pensé aprender ni usar por tener ya una edad poco receptiva
a estas técnicas digitales tan variadas y cambiantes.
Me acomodo
en el salón de casa como si un gran y agradable despacho fuera y dejo la radio encendida
en modo bajito, hasta un trapo que matiza la voz le echo por encima. Me
dispongo a aporrear el ordenador y al teletrabajo.
Además estoy pendiente del móvil que es la herramienta de coordinación del
grupo de trabajo.
Tres horas o
así de teletrabajo creo que es adecuado, luego a la tarde prepararé las
actividades para enviar al día siguiente.
Sigo escuchando
la radio y todo sigue igual.
El día acompaña
en su tristeza. Sopla un fuerte viento y unas nubes grises van moviéndose por
el cielo. No apetece nada salir pero si pudiéramos nos íbamos todos a la calle.
Cocino.
Me hago unos
largos de pasillo para que mi móvil contabilice los pasos andados. La semana
pasada tenía entre 5000 y 12000 pasos al día. Me va a influir mucho en negativo
ver en mi móvil 30 pasos al día como me paso hace unos meses cuando estuve con
fiebre y enferma en casa. Era un dato palpable de que no estaba haciendo vida
normal. No quiero que eso pase. Psicológicamente no es bueno. Cojo el móvil en
el bolsillo y echo a andar una vuelta tras de otra.
Un compañero
ha mandado unos vídeos con ejercicios para realizar en casa fácilmente. ¡Qué buena
idea!
Con una
esterilla, música animada en el ambiente y siguiendo sus indicaciones del vídeo
se pasa el tiempo rápidamente con el cuerpo activado y la mente distraída.
Después de comer no creo necesaria la siesta
pero no quiero romper rutinas, eso me pondría alerta llenándola de pensamientos
no controlados de tipo catastrofistas.
Me tumbo y
hago la siesta rigurosamente aunque no dormito nada.
Me levanto y
pongo un rato la tele. Lectura y…puf saldría a andar pero no, he de guardar
rigor. La tarde se me pasa en hacer sudokus, lectura y estar un rato en el
balcón. Llega el momento de los aplausos. Hoy suena la música “Que viva España” de Manolo Escobar
de fondo y es coreada por todos y animada con unos bailecitos y ondeamientos de bandera en
los balcones
Hora de la
cena, un capítulo de Neflixt , lectura en cama y a dormir.
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