Día 9, domingo
22 de marzo
No he
dormido muy mal del todo. Solo dos veces me he despertado un poco aturdida con
el pensamiento en la mente de lo que está pasando. Normalizo todas las tareas
cotidianas de aseo para centrarme en el presente.
HOY HE
SALIDO A LA CALLE.
Después de 8
días sin pisar la acera he decidió salir para comprar el periódico.
Estaba nerviosa
sin saber qué ponerme. No quisiera salir muy colorida para no llamar la
atención ni destacar en el paisaje gris en que estamos inmersos. Por otro lado
tampoco vestir de colores oscuros, no quiero parecer tan triste. Muy abrigada
tampoco pues ayer empezó la primavera y eso que El Corte Inglés no lo avisó en
su publicidad. Tampoco muy desabrigada porque no quiero coger un resfriado.
Me decido
por tonos beige.
En el baño
decido que solo me pintaré los labios y me decido por un tono rosa. Me unto de
un pintalabios rosa y veo que mis labios han quedado opacos, les falta brillo. Me
doy encima otra capa de otro rosa con brillo, luego lo matizo con el tercer
pintalabios rosa que tengo que es más intenso. Me doy por satisfecha. Labios bien
marcados pero en tono no muy llamativo.
Espurrearme la
colonia me resulta placentero.
Hoy voy a
vivir una aventura: saldré a la calle.
Hoy he
salido a la calle.
A por el
periódico en papel, como me gusta cada fin de semana.
Mi marido cada
dos días sale al contenedor junto a la entrada de la urbanización a tirar la
basura.
Yo no había
salido. Decidimos salir los dos juntos.
Al salir del
portal me invadió una extraña sensación y cierto temor. Por un lado al ver las
calles vacías y por otra parte al saber que no debía estar ahí.
A paso
rápido caminando con la cabeza gacha.
Ya que he
llegado hasta allí, al kiosco decido comprar dos diarios con sus suplementos
correspondientes.Tengo lectura para compartir con los libros de papel y de
ebook para toda la semana.
Al despedirme del amable kioskero le he deseado que tenga un buen día. es uno de lo trabajos permitidos y también hacen una gran labor.
De nuevo en
casa, los zapatos quedan en el pasillo de entrada a mi casa. Las manos son rápidamente
y enérgicamente lavadas y todo vuelve a su ser, a este espacio físico al que ha
quedado reducido nuestra vida, no nuestra mente
Al mirar el móvil
me llevo una sorpresa llevo cerca de 300
pasos. Ha contabilizado los pasos dados en la calle junto a algunos de andar
por casa. Me ha dado alegría ver cuánto he andado. Intentaré supera esos pasos
andando en casa con el móvil a todas partes.
Me arrojo al
sofá esperando que me acoja cálidamente y por unos minutos soñaré con este
viaje de hoy. Tendré varios días para recrearme en este viaje, tan cerca en el
espacio y tan lejos en mi mente.
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